miércoles, 17 de noviembre de 2010

Interpretacion argumentativa del poema.

Cada vez que leo o escucho el poema de Jorge Luis Borges “De que nada se sabe” me deleito. Para mí, resulta sumamente fascinante desde el principio, ya que habla de una realidad que no escapa a nuestros ojos cuando dice “La luna ignora que es tranquila y clara y ni siquiera sabe que es la luna” o “No habrá una cosa que sepa que su forma es rara”, solo pienso en el esplendor del satélite terrestre al escuchar estas palabras y en que cada cosa que existe simplemente está en el lugar que está brindándonos lo mejor de sí. A continuación, en la segunda estrofa, también es para mí agradable observar la percepción del autor de lo que es la vida y Dios, por la manera en que los compara con un juego de ajedrez: “Las piezas de marfil son tan ajenas al abstracto ajedrez como la mano que las rige. Quizá el destino humano de breves dichas y de largas penas es instrumento de otro”. Finalmente, la tercera estrofa también me gusta mucho porque Borges utiliza, al igual que en todas, una manera muy especial para decir que no sabe de dónde viene y adonde va. Por ejemplo: “¿Qué arco habrá arrojado esta saeta que soy? ¿Qué cumbre puede ser la meta?”.

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