viernes, 15 de octubre de 2010
LA PADOGA DE BABEL.
Milenios más tarde, un niño que jugaba cerca del pozo, por curiosidad miró hacia el interior. Y mientras esto hacía, otro infante lo empujó sin querer. El pequeño gritaba muy asustado porque pensaba que era su fin. Luego, recordó los momentos felices de su corta vida; entre ellos encontró el día en que su madre le obsequió el libro de las aventuras de “Alicia en el país de las maravillas”•Súbitamente, su corazón se alegró y comenzó a emitir una calidez que poco a poco llenó todo su cuerpo hasta hacerlo brillar como si en realidad fuera del gran techo azul. Finalmente, con una hermosa sonrisa, comenzó a ascender hasta la superficie, y a partir de ese momento nunca dejó de contar esta fantástica aventura.
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